Feliz Navidad, primo Joaquín.

Faltan unas horas para la cena de Nochebuena. Acabo de descansar un poco tras una agotadora mañana de trabajo, y mientras mis críos duermen uno a cada lado del sofá, recuerdo la acción que todos los años, a estas horas, tenía y tiene mi padre de llamar a sus amigos, los amigos de su época de emigrante en Alemania en la década de los 60.
Lo mismo voy a hacer yo, intentar hacer unas llamadas y enviar unos correos –nueva herramienta electrónica- a aquellos que especialmente se lo merecen, y apenas tienes tiempo de hacerlo o hablar con ellos durante el resto del año.
Pero este año, este principio de Navidad, es especialmente triste y duro para buena parte de mi familia, la de mi madre, la de los Lecheros, y especialmente entre ellos la de la familia del Pelaílla. Hace poco más de un mes nos dejó su presencia física el Primo Joaquín. Un infarto se lo llevó un domingo por la mañana, el del pasado 18 de noviembre, después de desayunar con sus hijos y haber pasado fuertes dolores de forma silenciosa durante todo el fin de semana. Qué palo, que mazazo, para toda la familia (su mujer, la siempre sonriente Isabel, sus hijos Joaquín Jr. y la peque Lola, sus hermanos, cuñados, sobrinos, primos, parientes, socios, amigos, su padre, y sus suegros Lola y Pedro el Pelaílla).
Esa noche del domingo quise escribir unas palabras en el blog. Lo dejé a la mitad, no pude, estaba tocado como pocas veces me había visto. Vi ese día el DOLOR, con mayúsculas, como nunca lo había visto en mi querida familia. Sufrí con ellos cómo la fatalidad y el destino dejó un hueco insustituible en el “club de las personas buenas”, ese selecto club al que sólo por méritos propios y sin nominaciones (mediante el ejercicio continuado de virtudes como la bondad, el respeto, el trabajo honrado, la disposición a ayudar a los demás, el sumar en aquellas cosas en las que colaboraba, el honrar día y noche a la familia y un largo etcétera) se puede acceder, y ahí tenía un lugar destacado mi Primo Joaquín.
Esta noche de Nochebuena no estará físicamente Joaquín padre con su familia en Lo Moya, ni tampoco mañana o el resto de la Navidad en alguna de las comidas de los Lecheros (orgullo de familia el poder y desear juntarnos tanto en Navidad a tantos que somos, como siempre me recuerda Pepe mi peluquero). Será noche de llantos y tristeza en muchas casas, y triste la Navidad por el imborrable recuerdo de la presencia afable y a veces espiritual, por la tranquilidad, bonhomía y serenidad que trasmitía, de nuestro Primo Joaquín.
A todos ellos, en Lo Moya, en Fuente Alamo y en Balsapintada, quiero mandarles un fuerte abrazo, de ánimo y cariño, de fuerzas ante unos días terribles en los que su recuerdo será permanente. Especialmente el abrazo es para mi prima Isabel la Lola, para que el Señor le de fuerzas y pueda pasar este calvario como mejor pueda, para bien de sus dos peques, y como muestra del mejor recuerdo de su marido, del Primo Joaquín.
Joaquín: me gustaría parecerme en muchas ocasiones a ti, y poder disfrutar y labrar algunas de tus muchas virtudes. Especialmente por lo mucho que del ejercicio de dichas virtudes has dado por los demás, sin esperar nada a cambio, y por ser, posiblemente, la mejor herencia y legado que se pueda dar a unos hijos, los tuyos y los míos.
Joaquín: allí donde estés, seguro que muy cerca de San Pedro, porque bien sabe éste que contigo puede contar para lo que haga falta, te deseo que sigas practicando el bien, como lo has hecho entre nosotros. Feliz Navidad, Primo Joaquín.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Hola Diego, desde el anonimato quiero darte la enhorabuena y las gracias a su vez, por este recuerdo que le has hecho a esa gran persona que se nos ha ido, pero como tú bien dices,sólo su presencia fisica, pues ha dejado en todos nosotros una semilla con todas sus virtudes, que desgraciadamente nos damos cuenta cuando ya es demasiado tarde.
ES ahora cuando soy consciente de ello ( y pienso que muchos al igual que yo )de lo "grande que era Joaquin " y lo mas triste es que nos pasa con muchas personas que tenemos ahí, y no nos damos cuenta, hasta que se nos han ido.
Espero que aprendamos de esto, para asi darnos cuenta de la cantidad de personas que podemos incluir en el "club de las personas buenas" sin tener la necesidad de perderlas.Un beso
Diego Conesa ha dicho que…
A este primer anónimo que escribe en esta entrada:

Gracias por agradecer el recuerdo de Joaquín. Pero a él es a quien hay que dar las gracias por ser como ha sido, y seguro que seguirá siendolo junto a San Pedro, como indico en el comentario.

La familia, el grupo, la asociación, la peña, el pueblo, la región, el país, el mundo lo hacemos bueno o malo las personas. Y siendo la mitad de lo que era Joaquín cualquiera de esos grupos sería un espacio maravilloso donde vivir y convivir.

Gracias por visitar este blog. Un saludo y FELIZ NAVIDAD.
Anónimo ha dicho que…
un santo. el que conocía a joaquín sabía que era un santo, que estará a la derecha del Dios Padre, que era una persona de confianza de todos. era muy amigo del párroco de Fuente Álamo, que le encomendaba misiones difíciles y las lograba con generosidad y virtud, porque lo que hacía lo hacía con amor.
Diego Conesa ha dicho que…
De entre tanto momento duro, que especialmente los más allegados están sufriendo, siempre hay algún motivo que nos da fuerza interior.
En mi caso, recuerdo uno especialmente, y es el llanto y abrazo al unísono y de forma espontánea que nos dimos mi prima Isabel la Socla y yo aquella fatídica noche. Aquél abrazo espontáneo simbolizaba LA FUERZA DE LA FAMILIA, la fuerza que da el lazo familiar labrado durante tantos años, especialmente durante la infancia y que marca, para bien, el resto de nuestras vidas.

Ese mismo abrazo, espontáneo, sincero y sentido es el que necesitaba darle a mis tíos y a mi prima Isabel, la Lola, estos días. Se lo dí ayer, y ya me encuentro mucho mejor. Son cosas que se pueden contar, pero no hay mejor cosa que sentirlas.
Anónimo ha dicho que…
Yo conocí muy de cerca a Joaquín y te doy las gracias por el comentario que les has hecho, no he podido aguantar las lagrimas. Que Dios le de fuerzas a Isabel para criar a sus hijos. Gracias Diego.
Diego Conesa ha dicho que…
Gracias a todos los que habéis leído con sentimiento, y con algunas lágrimas en los ojos en algunos casos, este recuerdo sobre la enorme figura de Joaquín.

La similitud familiar entre su caso y el mío me ha hecho pensar muchas cosas desde aquél fatídico día. No por no haberlo rozado a diario dejaba de saber su bondad y entrega a los demás, y solo las muestras de desconsuelo y dolor de toda mi familia, no hacen que pase día sin que me acuerde de Joaquín, y de sus familiares más cercanos.

Si con este pequeño recuerdo en mi blog personal he podido "ayudar" a quienes realmente lo necesitan, bienaventurado me considero.

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