3 historias más importantes que Bankia

Mientras días atrás nuestro Presidente, el Sr. Rajoy nos decía que había que recortar 10 mil millones de € en Educación y Sanidad porque no teníamos dinero, días después sin más premura nos decía que había que inyectar semejante cantidad de dinero público, que pagaremos todos, para salvar a un banco, al valenciano-madrileño Bankia.

Es la paradoja del capitalismo de salón, del neoliberalismo ultra, en lo económico, el lenguaje y en los valores. Para esta gente, No hay personas,Hay problemas económicos “demasiado grandes para caer”.

Pero me gustaría contar 3 historias. Historias reales, vistas y escuchadas por quien escribe. Sobre problemas de personas. Personas de carne y hueso, que se caen pero que se resisten.

La primera, leída. Literal: Copio y pego. Sobran los comentarios. Título: "Lo que acaba de ocurrir en Mercadona es terrible e ilustra muy bien el estado de las cosas:"

"En las colas un hombre de mediana edad, sin mala pinta, un padre de familia, con su carrito verde pequeño con dos cartones de leche y varios paquetes de pasta, suplicando por favor una ayuda para pagar unos productos de primera necesidad, no más de cuatro euros seguro. Se me para el corazón ante una situación tan humillante, un hombre hecho y derecho pidiendo para llevar dos bolsitas de macarrones, tomate y leche a su casa. Le comento a los de mi alrededor que si ponemos 50 céntimos cada uno el hombre podrá pagar la cuenta y sus hijos al menos comerán unos días. Hacen como que no existo hasta que digo un “me cago en Dios” a viva voz y como puedo, intento explicar que esto nos puede pasar a cualquier de nosotros cualquier día. Más silencio. Tan solo una viejita (de las que habrá pasado hambre en la posguerra) y sin decir nada, colabora con un euro, yo pongo tres. El hombre, avergonzado, coge el dinero. Más silencio incómodo en las colas y en las cajas."

La segunda, vivida en persona. Esta mañana, mujer con 3 hijos, separada. Vive con sus padres. El padre fue un buen escayolista que se metió a contratista de obras y petó por deudas de pseudopromotores de la época gloriosa. Están a punto de deshaucio. Viven 6 personas de la pensión de 600 € de su padre. En la puerta tienen un mediomatón de una empresa de cobros. Se le saltan las lágrimas, que se secan mientras cuenta cómo hace postres para la semana con un sobre de flanin del niño, o con la leche de cabra que le da una vecina. Cómo con 5 kilos de patatas y 3 pollos tienen para hacer las comidas de 10 días.

La tercera, también personal. Marroquí de casi 40 años. Lo conozco desde hace más de 12 años. Siempre ha trabajado en la agricultura. Ahora está en paro. Dos hijas, de 7 y 5 años. Vive de los 420 € del subsidio que está a punto de acabar. Me comenta que aguantará como sea, porque al menos sus hijas saben leer y escribir, y más cosas que él y su mujer no han tenido ni tendrán en su país.

Son 3 de las tantas que cada minuto se producen, y que incluso en centros de servicios sociales no llegan a tener noticia. Quitémonos la cera hipócrita de los oídos cuando estemos en la fila del mercadona, tomemos nota de qué es eficiencia en la gestión de alimentar 6 personas con 600 € al mes, y pensemos más en los anhelos justos de las personas por sus hijos e hijas que en el color, nacionalidad o religión. 3 situaciones, 3 familias, 3 historias más importantes que la indecencia de Rato y muchos otros de Bankia, aún cuando sean consecuencía más directa que indirecta las 3 de lo que simboliza el escándalo bancario español.