Participar en política, y enmendar cuando corresponde.

A vueltas con la Ponencia Marco del PSOE, hemos debatido sobre su contenido l@s afiliad@s de Alhama, como en el resto de Agrupaciones del PSOE en España. En mi caso he hecho propuestas especialmente sobre Política Económica, la materia para la que mis compañeros de Agrupación me han otorgado la representación para actuar como delegado en el Congreso Regional del próximo 21 de enero.
De entre las enmiendas, quiero compartir contigo la más trascendente, sobre la que más he trabajado y mis compañeros han dado el visto bueno para proponerla, esperando que pueda ser debatida el sábado.
Es el párrafo 161, que nos define el concepto genérico por el que apuesta la Ponencia como nuevo paradigma económico. Nos habla de la Economía de la Prosperidad.
Mi propuesta, en la segunda parte del párrafo, la que modifico, es la siguiente (en rojo está todo lo que proponemos modificar, y en azul claro lo que se cambia/suprime): 161.......Por eso proponemos apostar decididamente por la Economía Cívica (de la prosperidad), que no sólo pretende maximizar la cantidad de bienes y servicios sino que también mejora a medida que aumenta la calidad de los mismos. Una economía cívica (más próspera) es aquella en la que la cohesión social y la sostenibilidad medioambiental (la sostenibilidad medioambiental y la cohesión social) no son el resultado del crecimiento económico sino los motores del mismo. Es una economía pensada por y para los ciudadanos, donde se primen las decisiones económicas que pongan en valor el interés general. Es una economía innovadora, sana, competitiva, donde prevalecen las personas dentro del factor de producción. Esa primacía y prevalencia generará por sí sola nuevas y mejoras formas y sectores de producción que, junto a la exigencia cívica como consumidores, generarán una mayor integración social y una mayor calidad del medioambiente. (con la presencia de nuevos sectores que en el mismo proceso de producción ya generan una mayor calidad del medioambiente y una mayor integración social).
¿Por qué proponemos CÍVICA en vez de PROSPERIDAD? Entiendo que el término "Economía de la Prosperidad", término genérico de la Ponencia Marco para definir la Economía del futuro que queremos, no está mal, pero quizás demasiado "optimista" para los tiempos que corren y sobre todo los que vienen. Creo más apropiado un término más personal, más cercano, más realista, más humano y sobre todo más comprometido socialmente. Y proponemos para ello el de CÍVICO, el de una ECONOMÍA CÍVICA.
Son razones tanto semánticas como ideológicas para el cambio.
* Razones semánticas. Me remito a lo que nos dice el diccionario de la RAE, tanto de Prosperidad como de Cívica-Civismo.
Parece que el "curso favorable de las cosas" o la "Buena suerte o éxito en lo que se emprende, sucede u ocurre" que nos dicta sobre el término Prosperidad no es el más apropiado para el momento actual, de enorme dificultad y de necesario compromiso colectivo.
En cambio, por cívico entendemos lo perteneciente a la ciudad o a los ciudadanos, y en este sentido entiendo que la economía ha de estar al servicio de las personas, de la sociedad. Economía “real”, finanzas “reales” contra la economía financiera especulativa dominante.
Por cívico entendemos también lo relativo al civismo, al celo por las instituciones e intereses de la patria, que podemos entender como nuestra ciudad, comunidad, país y sobre todo Europa, entorno predominante en la toma de decisiones para que puedan ser una realidad los fines de esta propuesta. Es Europa, en su conjunto, fuerte y unida, la que ha de demostrar la fortaleza de sus valores democráticos y de cohesión social a través del Estado del Bienestar, y la que ha de empujar a los países emergentes a que la imiten, en vez de retroceder nosotros a su actual situación.
Por civismo también entendemos el comportamiento respetuoso del ciudadano con las normas de convivencia pública, que trasladado a la esfera económica lo interpretamos como una primacía de los recursos humanos en los factores de producción frente al capital, y también a unos ciudadanos-consumidores conocedores de su trascendental posición para que se puedan acometer estos cambios, que mejoran su situación, la de su comunidad y la de su entorno.
Y también, las puramente ideológicas.
Aparte de las que ya se respiran en las propiamente semánticas, solamente a través de las normas emanadas por el Derecho, a través de las instituciones públicas, del Estado, principalmente Europa y el Derecho de la UE, podremos colocar a las personas y al interés general como móvil económico superior. Desregulación ha llevado a primar única y exclusivamente interés particular, egoísmo particular, con una falsa y cortoplacista mejora general. Normas económicas cívicas, y comportamiento cívico en los factores de producción y de consumo son las únicas poderosas armas para combatir y cambiar el modelo económico actual que nos ha conducido a la mayor crisis en 80 años.
Por tanto, en caso de ser aceptada, afectaría a este término de “Economía de la Prosperidad”, y que sería sustituido por el de “Economía Cívica”, tanto en el epígrafe 161 enmendado como en otros donde se menciona (epígrafes 14, 16, 18, 71 y 134).
Como siempre, me gustaría contar con tu valoración al respecto, a fin de enriquecer los argumentos. Yo aquí pongo un ejemplo de cómo, quien quiera, asumiendo responsabilidades políticas, puede participar actívamente en la gestión política. Respetando los tiempos, las formas y sobre todo las ideas que, democráticamente, se impongan, se esté o no de acuerdo con ellas.

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