UN CORAZÓN, TRES ALMAS.
Dirigido a los socialistas que votaron el 13-J, a quienes pudiendo no lo hicieron, e incluso a quienes ven o vieron en algún momento sus esperanzas en el socialismo democrático, en la socialdemocracia:
El pacto entre el capital y la mano de obra tras la II Guerra Mundial, bajo un sistema democrático, de libertados y economía de mercado, funcionó durante 30 años porque las políticas de crecimiento económico tenían un fin eminentemente social. Esto ocurría en nuestra referencia, Europa Occidental. Ahí estaba la Socialdemocracia y sus políticas, tan valoradas por aquella clase trabajadora que mejoraba su calidad de vida, que pasaba a formar una clase media cada vez más heterogénea, y que comenzó a fragmentarse y recelar de sí misma a partir de mediados de los años 70. Desde entonces, hace ya 40 años, la idea del capital ha sido la de ser más capital, y menos social. Quizás haya sido posible por las revoluciones tecnológicas y de la comunicación, que también están mucho más cerca hoy del capital que de la Humanidad y de la Democracia.
Una tremenda crisis económica, un modelo económico dominante, el actual, que solo busca mantener más dólares en menos manos y sin función social, donde debieran convivir más monedas, en más manos y siempre con una clara función social de las finanzas. En este contexto internacional estamos. En este entorno se encuentra nuestro país, sufriendo más, que ha querido ascender más rápido que los demás para dejar atrás complejos y atrasos, con poleas y estructuras económicas más débiles. España, con una sociedad nativa que envejece, que recela demasiado del mestizaje y que actualmente está dirigida por políticos y políticas que buscan volver a una sociedad clasista que pensábamos haber dejado atrás donde, además, los jóvenes no tienen futuro, los maduros solo dudas, y los mayores, temor. Temor por ellos, por los hijos maduros y por los nietos sin futuro.
En este contexto nos encontramos, de añoranza del pasado por todos; unos porque fue mejor, otros porque no fue lo que debió ser. Contexto de cabreo en el presente y de temor en el futuro, con un capital hiperpoderoso. Y con una clase media que ha pasado de ser dominante a estar fracturada, es casi lógico que la socialdemocracia, el socialismo democrático, la propuesta de modular el capitalismo para que cumpla una función eminentemente social dentro de un sistema democrático, esté en horas bajas.
Todos desconfían de quienes representamos políticamente, orgánica e institucionalmente, las ideas de que la mejor de las sociedades, o al menos la más digna o de las que más para la Humanidad, es la socialista, la socialdemócrata en un contexto de libertades y economía de mercado. Todos o casi todos desconfían de nosotros, pero especialmente buena parte de la sociedad que fue clase media, que pasó a mileurista y que hoy aspira a que pasen los días y las noches, sin esperanza en un futuro más próspero.
Toda esa clase media que apoyaba nuestras políticas en las urnas, hoy recelan de siglas, de estructuras orgánicas, de las Instituciones y de quienes las representamos. Cuando no la detestan, escupen sobre ella o simplemente la equiparan a la casta, que no es sino el grupo elegido por el gran capital para que el capital sea cada vez más capital, más privado y menos social.
Por eso las dificultades de mi partido, del PSOE, que son también las de mi país. Por eso su búsqueda, profunda y sentida, de combatir algunas de nuestras imperfecciones democráticas con más democracia, que es lo que hemos hecho para elegir con radicalidad democrática a nuestro Secretario General. En eso estamos, en esa búsqueda de nuestro ser, en este momento de rechazo general y de fragmentación social, de esa clase media y trabajadora que se ha ido por el sumidero y que fue nuestro sustento. Por eso las 3 formas, las 3 visiones, las 3 almas, humanizadas a través de los 3 socialistas aspirantes a la SG.
Los 3 candidatos, las 3 almas, sienten por los que más sufren, siempre con unos valores transformadores y un mismo corazón socialista. Un corazón, 3 almas. Tres socialistas, tres visiones en un momento duro, en una encrucijada histórica. Las 3 almas eran necesarias en el debate. Las 3 siguen siendo necesarias, debiendo integrar y escuchar la ganadora, de la misma forma que han de respetar la jerarquía y porcentajes que representan las otras dos almas, porque así se han manifestado masivamente en las urnas de las Casas del Pueblo quienes las sustentan a las tres.
Pluralidad, liderazgo, unidad…..respeto, paciencia, resistencia a los extremismos y a la demagogia, sensibilidad y destino de todas nuestras energías a buscar las claves, y explicarlas, para dar luz y esperanza a nuestra juventud, certidumbre a los maduros y tranquilidad para nuestros mayores.
Que la ansiedad, que la desesperanza momentánea no nos lleve a la división, esa que ansía el gran capital brabucón y teme el más avezado. Esa división que busca y ha conseguido el gran capital en estos 40 años con aquella clase media trabajadora, tan fragmentada hoy, donde la inmensa mayoría de ella vive desesperanzada en un futuro mejor. Esa división que buscan también quienes creen que más vale construir de nuevo que ir reformando las grietas. Esa construcción nueva está bien, es necesaria cuando se destruye todo. Pero no creo que sea esta la voluntad de la mayoría social, la de destruirlo todo para construirlo todo nuevo. Y si no, preguntémoslo a nuestros mayores.
Paciencia, pluralidad, integración, unidad, sensibilidad y máximo respeto, interno y externo, son las mejores recetas para la cura de nuestro maduro y castigado corazón socialista, que debe bombearse con sangre militante e inspirarse en sus 3 almas, en la proporción diagnosticada por las urnas, el mejor antídoto democrático.
Militantes de Alhama, simpatizantes, y también a todos los Ex-....Todo esto, como vecino, como amigo, como compañero y también para militantes como vuestro SG, propondré siempre y os pido que tengáis en cuenta.
El pacto entre el capital y la mano de obra tras la II Guerra Mundial, bajo un sistema democrático, de libertados y economía de mercado, funcionó durante 30 años porque las políticas de crecimiento económico tenían un fin eminentemente social. Esto ocurría en nuestra referencia, Europa Occidental. Ahí estaba la Socialdemocracia y sus políticas, tan valoradas por aquella clase trabajadora que mejoraba su calidad de vida, que pasaba a formar una clase media cada vez más heterogénea, y que comenzó a fragmentarse y recelar de sí misma a partir de mediados de los años 70. Desde entonces, hace ya 40 años, la idea del capital ha sido la de ser más capital, y menos social. Quizás haya sido posible por las revoluciones tecnológicas y de la comunicación, que también están mucho más cerca hoy del capital que de la Humanidad y de la Democracia.
Una tremenda crisis económica, un modelo económico dominante, el actual, que solo busca mantener más dólares en menos manos y sin función social, donde debieran convivir más monedas, en más manos y siempre con una clara función social de las finanzas. En este contexto internacional estamos. En este entorno se encuentra nuestro país, sufriendo más, que ha querido ascender más rápido que los demás para dejar atrás complejos y atrasos, con poleas y estructuras económicas más débiles. España, con una sociedad nativa que envejece, que recela demasiado del mestizaje y que actualmente está dirigida por políticos y políticas que buscan volver a una sociedad clasista que pensábamos haber dejado atrás donde, además, los jóvenes no tienen futuro, los maduros solo dudas, y los mayores, temor. Temor por ellos, por los hijos maduros y por los nietos sin futuro.
En este contexto nos encontramos, de añoranza del pasado por todos; unos porque fue mejor, otros porque no fue lo que debió ser. Contexto de cabreo en el presente y de temor en el futuro, con un capital hiperpoderoso. Y con una clase media que ha pasado de ser dominante a estar fracturada, es casi lógico que la socialdemocracia, el socialismo democrático, la propuesta de modular el capitalismo para que cumpla una función eminentemente social dentro de un sistema democrático, esté en horas bajas.
Todos desconfían de quienes representamos políticamente, orgánica e institucionalmente, las ideas de que la mejor de las sociedades, o al menos la más digna o de las que más para la Humanidad, es la socialista, la socialdemócrata en un contexto de libertades y economía de mercado. Todos o casi todos desconfían de nosotros, pero especialmente buena parte de la sociedad que fue clase media, que pasó a mileurista y que hoy aspira a que pasen los días y las noches, sin esperanza en un futuro más próspero.
Toda esa clase media que apoyaba nuestras políticas en las urnas, hoy recelan de siglas, de estructuras orgánicas, de las Instituciones y de quienes las representamos. Cuando no la detestan, escupen sobre ella o simplemente la equiparan a la casta, que no es sino el grupo elegido por el gran capital para que el capital sea cada vez más capital, más privado y menos social.
Por eso las dificultades de mi partido, del PSOE, que son también las de mi país. Por eso su búsqueda, profunda y sentida, de combatir algunas de nuestras imperfecciones democráticas con más democracia, que es lo que hemos hecho para elegir con radicalidad democrática a nuestro Secretario General. En eso estamos, en esa búsqueda de nuestro ser, en este momento de rechazo general y de fragmentación social, de esa clase media y trabajadora que se ha ido por el sumidero y que fue nuestro sustento. Por eso las 3 formas, las 3 visiones, las 3 almas, humanizadas a través de los 3 socialistas aspirantes a la SG.
Los 3 candidatos, las 3 almas, sienten por los que más sufren, siempre con unos valores transformadores y un mismo corazón socialista. Un corazón, 3 almas. Tres socialistas, tres visiones en un momento duro, en una encrucijada histórica. Las 3 almas eran necesarias en el debate. Las 3 siguen siendo necesarias, debiendo integrar y escuchar la ganadora, de la misma forma que han de respetar la jerarquía y porcentajes que representan las otras dos almas, porque así se han manifestado masivamente en las urnas de las Casas del Pueblo quienes las sustentan a las tres.
Pluralidad, liderazgo, unidad…..respeto, paciencia, resistencia a los extremismos y a la demagogia, sensibilidad y destino de todas nuestras energías a buscar las claves, y explicarlas, para dar luz y esperanza a nuestra juventud, certidumbre a los maduros y tranquilidad para nuestros mayores.
Que la ansiedad, que la desesperanza momentánea no nos lleve a la división, esa que ansía el gran capital brabucón y teme el más avezado. Esa división que busca y ha conseguido el gran capital en estos 40 años con aquella clase media trabajadora, tan fragmentada hoy, donde la inmensa mayoría de ella vive desesperanzada en un futuro mejor. Esa división que buscan también quienes creen que más vale construir de nuevo que ir reformando las grietas. Esa construcción nueva está bien, es necesaria cuando se destruye todo. Pero no creo que sea esta la voluntad de la mayoría social, la de destruirlo todo para construirlo todo nuevo. Y si no, preguntémoslo a nuestros mayores.
Paciencia, pluralidad, integración, unidad, sensibilidad y máximo respeto, interno y externo, son las mejores recetas para la cura de nuestro maduro y castigado corazón socialista, que debe bombearse con sangre militante e inspirarse en sus 3 almas, en la proporción diagnosticada por las urnas, el mejor antídoto democrático.
Militantes de Alhama, simpatizantes, y también a todos los Ex-....Todo esto, como vecino, como amigo, como compañero y también para militantes como vuestro SG, propondré siempre y os pido que tengáis en cuenta.
Un fraternal saludo socialista. Diego Conesa. Secretario General PSOE ALHAMA DE MURCIA
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